QUÉ ES EL CONFLICTO
Los conflictos forman parte inevitable de toda relación humana, por la existencia de diferencias individuales, distintos puntos de vista u objetivos.
Dentro de la familia pueden aparecer dos tipos de conflictos: cotidianos y cambios en el ciclo de la familia. Los conflictos cotidianos surgen al tener que resolver discrepancias que surgen en la convivencia diaria. Los cambios en el ciclo de la familia hacen referencia al nacimiento de un/a hijo/a, inicio de la adolescencia, ruptura de la pareja…
Por lo tanto, ya sean sobrevenidos o derivados de la convivencia, los conflictos familiares se convierten en situaciones normales y frecuentes, por lo que resulta imprescindible aprender a resolverlos de manera adecuada.
¿QUÉ OCURRE SI EL CONFLICTO FAMILIAR NO SE RESUELVE DE MANERA EFICAZ?
- Se resiente la comunicación familiar («si no me siento escuchado tampoco voy a hablar contigo…»).
- La dificultad para llegar a acuerdos puede provocar manifestaciones violentas en la interacción familiar (gritos, insultos…).
- La incertidumbre hasta la resolución del conflicto puede generar miedo y estrés.
- La experiencia repetida de la no resolución del conflicto se vive como algo negativo, lo que provoca preocupación cuando inevitablemente vuelvan a surgir diferencias a resolver.
CUATRO ACTITUDES A LA HORA DE ABORDAR LOS CONFLICTOS
- Evitativo: intenta no enfrentarse a los problemas, prefiere escapar de los conflictos. Esta actitud a la larga solo provoca el deterioro de la relación ya que nunca se resuelven las diferencias existentes.
- Competitivo: busca su propia «victoria» tratando de imponer su opinión. Genera baja autoestima en el otro.
- Acomodativo: trata de encontrar una solución rápida adaptándose a lo que los demás quieren. Puede provocar frustración y dependencia de los demás.
- Colaborador: intenta buscar una solución satisfactoria para todas las partes. Examina los pros y contras de todas las opciones de manera objetiva.
QUÉ NECESITAMOS PARA UNA GESTIÓN ADECUADA DEL CONFLICTO
- Voluntad para encontrar una solución.
- Habilidades de comunicación.
- Flexibilidad para adoptar otras perspectivas a parte de la propia en la visión del conflicto.
CUATRO PASOS PARA LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
- Identificar y delimitar el problema (el mismo conflicto se puede entender de maneras diferentes).
- Diferenciar la información relevante de la irrelevante.
- Establecer un orden prioritario de los problemas a tratar.
- Identificar los factores que afectan al problema. ¿Qué causa el problema? ¿Dónde, cuándo y cómo se produce? ¿Quién está implicado en el conflicto?
- Buscar posibles soluciones (lluvia de ideas): consiste en hacer un listado de posibles soluciones sin juzgar si la idea es buena o mala. En ocasiones el centrarnos solo en una o dos alternativas.
- Toma de decisiones: es el proceso en el que se evalúan las posibles soluciones aportadas y se seleccionan aquellas que resulten más viables. En esta fase es aconsejable planificar los pasos que cada miembro de la familia debe dar para poner en práctica la solución o soluciones seleccionadas.
- Puesta en práctica y rectificación: consiste en evaluar los resultados al poner en práctica la alternativa escogida, rectificando si la solución no es eficaz.
DIEZ PROPUESTAS QUE NOS AYUDAN A RESOLVER CONFLICTOS
- Tener voluntad de resolver el problema.
- Escuchar el punto de vista de la otra parte. Resulta útil establecer turnos para hablar.
- Intentar ponerse en el lugar de la otra persona.
- Dejar a un lado la crítica.
- Expresar las propias opiniones con claridad, pero no de manera imperativa.
- Buscar un momento y lugar adecuado que facilite la comunicación.
- Intentar no solucionar el problema de manera precipitada en el momento de mayor tensión.
- Aprender a manejar las propias emociones, es necesario estar en calma para poder expresar nuestras opiniones y escuchar las de las demás.
- Priorizar a la hora de resolver conflictos, no podemos solucionar varios problemas a la vez.
- Recordar momentos anteriores en los que la familia haya conseguido superar otros problemas.
CÓMO ENSEÑAR A LOS NIÑOS A RESOLVER CONFLICTOS
- Informa a tu hija/o de los pasos que hay que dar para resolver un conflicto. Explícale qué comportamientos son adecuados (conversar, escuchar…) y cuáles son inaceptables (insultar o golpear).
- Enseña a tu hija/o a expresar sus deseos y sentimientos y a escuchar de manera respetuosa cuando lo hacen las demás.
- Muestra con tu comportamiento un buen ejemplo para tu hija/o. No grites, insultes o menosprecies durante tus discusiones.
- Alaba a tu hija/o cuando resuelva de manera adecuada un desacuerdo
CINCO PASOS PARA ENSEÑAR A LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS A RESOLVER CONFLICTOS
- Cuando identifiques que tu hija o hijo está teniendo una discusión con otro niño o niña, ayúdales a identificar cuál es el motivo y anímales a buscar una solución.
- Ponte al mismo nivel que los niños (arrodíllate o siéntate con ellos). Tu postura da a entender que todos son iguales a la hora de resolver la situación.
- Haz que las niñas y los niños se turnen para hablar y que no es válido interrumpir.
- Pídeles ideas para resolver el conflicto. Evita dar tu propia opinión.
- Repasa con ellos el acuerdo al que han llegado y deja que ellos solos pongan en práctica la solución. Quédate con ellos para reconducir algún roce que pueda surgir.